El municipio de
Cartago, en el Departamento del Valle del Cauca, no sin razón se suele
denominar la Capital del bordado, ya que es conocido nacional e
internacionalmente por sus excelentes trabajos de manufactura textil realizados
por los artistas colombianos, maestros del hilo y la aguja.
Los bordados del
Valle del Cauca se han desarrollado a través de varias generaciones que se han
transmitido este conocimiento, convirtiéndolo en una preciada tradición de la
región. En Cartago, las familias enteras se dedican a esta industria artesanal,
repartiendo entre las hijas, madres y abuelas las distintas tareas relacionadas
con el diseño y el bordado que embellecen blusas, faldas, balacas, ruanas,
guayaberas, lencería, manteles, etc.
Historia de los
bordados de Cartago
Los españoles
adoptaron la costumbre de ornamentar las mangas, cuellos y la parte delantera
de las camisas de los árabes durante la conquista de la Península Ibérica. Los
conquistadores españoles, a su vez, trajeron los primeros artículos bordados a
mano al continente americano y también a Cartago que fundaron en 1540. El
bordado a mano se institucionalizó en esta ciudad desde el 1890, con la
implementación de una clase de bordado en el colegio de las madres Vicentinas.
Al principio, durante la época de la Colonia, las responsables de seguir con el
arte de bordado a mano fueron las españolas. Más adelante, las mujeres
mestizas, adoptaron esta tradición, formando las pequeñas empresas familiares
de bordado que, poco a poco, lograron el reconocimiento y la fama nacional e
internacional.
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